Hace 80 años, la clase obrera, las clases medias, las gentes de la cultura, la ciencia, la universidad y los partidos progresistas y de izquierda propiciaron con su victoria en las elecciones municipales un proceso constituyente democrático y participativo que trajo como resultado la II República.
Una República que supuso avances considerables en materia de libertades y derechos sociales para la sociedad, que fueron truncados por un golpe fascista que no quería que los privilegios de las clases dominantes se perdieran.
46 años después de esa II republica superamos el periodo negro del fascismo. De manera pacífica, nos dotamos de una Constitución que nos devolvía, al menos en teoría, algunas libertades y avanzaba en derechos sociales.
Hoy, 35 años después de esto, se puede afirmar que nuestra Constitución es papel mojado en aspectos importantes. Cada vez se aleja más de su espíritu, porque quien la interpreta ya no son ni las clases trabajadoras, ni las medias, ni las gentes de la cultura, ni de la ciencia, ni siquiera son los partidos progresistas o de izquierdas. Hoy quien interpreta la Constitución y gobierna el país son “los mercados”, ante la renuncia de los partidos que fueron elegidos para ello.
No es de extrañar que cuando uno repasa su articulado sienta tristeza cuando lee, como el art. 31 establece, “todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos mediante un sistema tributario justo inspirado en la igualdad y la progresividad” y ve como se rebajan impuestos a los más ricos y como 1 de cada 4 euros no tributa, sin que se pongan los medios para perseguir el fraude fiscal. Siente vergüenza cuando lee en el art. 35, “todos los españoles tienen el deber y el derecho de trabajar y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia”, y nos encontramos con 4.700.000 parados, donde una parte cada vez mayor ya no tiene cubierta esas necesidades. Siente estupor repasando el artículo 47 que habla del derecho a una vivienda digna y como los poderes públicos tienen que regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. O cuando, como en el artículo 128, establece que toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. O cuando lee en el artículo 56, clara reminiscencia de la dictadura, y que sí se cumple con total rigidez, que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”
¿Qué sería del país si este artículo se aplicara por igual a todos los ciudadanos y ciudadanas?
14 DE ABRIL, FIESTA NACIONAL
80 años después de la proclamación de la Segunda República, se hace cada vez más necesaria una regeneración democrática y la puesta en valor de derechos perdidos en los últimos años y la defensa de otros que están por perderse con las políticas que se están aplicando.
Se hace necesario el propio reconocimiento de aquellos hombres y mujeres que, aun hoy ¡35 años después de vivir en democracia!, continúan perdidos en las cunetas de este país por el delito cometido de ser fieles y defender la legitimidad de La República. Se hace necesario declarar como fiesta nacional el 14 de abril. Se hace necesario un nuevo proceso constituyente que dote de contenido la Constitución. Se hace necesario, de nuevo, la implicación de las clases populares, las medias, las gentes de la cultura, de la ciencia y la universidad.
¡HOY ES MÁS NECESARIA QUE NUNCA LA III REPUBLICA!
Alejandro Ávila Sánchez
Candidato a las Cortes Regionales por la Provincia de Toledo
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