¡¡¡Ciudadanos!!!,
Los ríos son elementos únicos, protagonistas del paisaje, del territorio, de las vidas de las gentes que los rodean. Son espacios naturales singulares que deberíamos cuidar como a joyas, pero que explotamos como si fuesen minas.
Así, en los años setenta se consumó con el trasvase Tajo-Segura el mayor expolio de recursos en la historia de toda la cuenca del Tajo y de nuestra ciudad. Ello supuso la pérdida del río para todos los ciudadanos y los pueblos ribereños. La cuenca se vio desde entonces privada de su recurso natural más importante y con tristeza e impotencia vimos cómo el escaso caudal que discurría por su cauce se reducía a las aguas residuales e industriales que generaban los seis millones de habitantes de la capital de España. Perdimos así no sólo un recurso fundamental para nuestro desarrollo, sino también un espacio verde, un componente fundamental de nuestra cultura, e incluso algo a lo que también tenemos derecho: un espacio de ocio con las playas fluviales que se repartían a lo largo de todas sus riberas, como nuestra añorada playa de los Arenales en Talavera o la de Safont en Toledo.
En la actualidad soportamos el mayor trasvase del territorio nacional, el del Tajo al Segura. Pero es tal la codicia hidrológica de la clase política de algunos territorios que se pretende un nuevo trasvase desde el cauce medio del río, en Extremadura, además de nuevos embalses para trasvasar desde el río Tiétar o el Guadyerbas, también en tierras de nuestra comarca, lo que supondría el expolio total de los últimos ríos vivos del centro peninsular. Esto se agrava con las concesiones abusivas a los regantes del Trasvase por un periodo de setenta y cinco años. Serían otras tres generaciones de ciudadanos las que perderían la posibilidad de vivir su río. Los pueblos y ciudades ribereños del Tajo llevan siendo solidarios más de treinta años, pero parece que esta circunstancia es una patente de corso para seguir expoliando nuestros recursos naturales, y dejarnos así sin ríos en aras a un concepto insostenible del desarrollo.
Han abusado de nuestra solidaridad hasta tal extremo que todos los colectivos sociales hemos comenzado a movilizarnos para decir que ya basta, que somos ciudadanos con derechos, y que hoy empieza la lucha para volver a disfrutar de nuestros ríos con agua en cantidad y calidad suficientes tanto para nuestro desarrollo económico, como para su utilización lúdica, cultural y deportiva. Nuestro río, nuestras aguas, no son de nadie, pero nosotros, pueblos ribereños, sí somos del Tajo. Sus aguas y sus limos nos han hecho, somos su espejo. Y como tales luchamos con todas nuestras fuerzas por su vida, por su dignidad, porque sin él, sin sus aguas, perdemos nuestra identidad, no somos nada.
Gentes de la cabecera, de Cuenca y Guadalajara, que habéis visto cómo el Mar de Castilla se escapa hacia el Mediterráneo llevándose vuestro único recurso de desarrollo, mientras hay pueblos de vuestro entorno que se abastecen todavía con cisternas. Una injusticia que clama al cielo. Gentes que visteis bajar a los gancheros guiando vuestros pinos por ese “río que nos lleva” y que hoy sólo recibe aguas pútridas y contaminadas.
Gentes de las feraces huertas de Aranjuez que visteis cómo enamorados de vuestras riberas los reyes quisieron hacer de vuestro río un paraíso, donde cantaba Farinelli mientras sobre sus entonces caudalosas aguas se simulaban batallas navales, y hoy sin embargo, veis pasar entre vuestros maravillosos jardines un pobre remedo de río sin caudal.
Gentes de Toledo, ciudad Patrimonio de la Humanidad cuya extraordinaria belleza se ve ceñida por el Tajo al que cantó Garcilaso, pero que hoy es solamente un vergonzoso bucle de espumarajos.
Ciudadanos de Carpio, Malpica, La Puebla de Montalbán, Puente del Arzobispo, Azután, Alberche… que veis pasar a un río sin bosques, sin rumor de alamedas, sin fogonazos de oropéndolas, con el alma atenazada, pero con la infinita esperanza del regreso del Tajo de los poetas, del río de las arenas de oro.
Regantes, agricultores y ganaderos de Talavera que vinisteis de vuestros pueblos para hacer de ésta la gran ciudad que es, pero que hoy pretenden despojaros de vuestra vida y vuestro trabajo llevándose el Alberche y obligándoos a regar con los lodos envenenados del Tajo.
Extremeños a los que anegaron vuestros valles y riberas con embalses sin vida que producen la energía con la que otros se desarrollan, guardianes de un Tajo que también quieren arrebatarnos con un nuevo trasvase al Mediterráneo, trazando una espantosa cicatriz con un canal que rompa la piel de La Jara.Hermanos portugueses, que desde Vilafranca de Xira o Barquinha hasta la bella Lisboa veis llegar –si es que llegan-, las aguas sin ninguna calidad porque no se depuran en España como se debe. Vuestro castillo de Almourol, abrazado por el Tajo, simboliza la belleza de nuestro río, la unión íntima de naturaleza e historia, de pasado y futuro.
Pueblos todos del Tajo, del Alto Alberche, o de Escalona, del plácido Henares, del pobre Jarama, convertido hoy en la cloaca de Madrid, o del Guadyerbas y el Tiétar con sus gargantas cristalinas de Gredos, del feraz Alagón, del Almonte que escapa tímido de las sierras de Guadalupe.
Pueblos y gentes de toda España que hoy nos acompañáis, porque amáis vuestros ríos y sabéis lo que significan:
¡¡¡Basta ya!!!
¡¡¡Basta de resignación!!!
Con esta manifestación no acaba el trabajo, empieza con una sola voz la lucha para recuperar nuestros ríos, nuestra identidad. Hoy el Tajo simboliza la dignidad de todos los ríos de Iberia, simboliza la voluntad de los ciudadanos. Hoy es un día de esperanza, de exigencia, de unidad, de generosidad y de justicia. Sin distinción de fronteras e ideologías. Este río humano que hoy hemos formado entre todos, es el río de la dignidad. Que nunca se nos olvide
¡¡¡Por una nueva cultura del agua!!!
¡¡¡Por nuestros ríos!!!
¡¡¡Por nuestro futuro!!!¡¡¡
¡¡¡¡¡Vivan los pueblos y ciudades del Tajo vivo!!!!!!!!
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